OMNIPOTENCIA NERD III (Conquista)

Garci. Qué obsesión más jodida. Hay gente que se cree muy friki porque colecciona figuritas de Star Wars. Nerds de palo. Un auténtico nerd siempre va a contracorriente. El universo indie cultureta denosta a Garci por su clasicismo rancio, por ese cine que huele a alcanfor, por su insistencia en resucitar lo más casposo de la tradición carpetovetónica. O quizá le critican porque es un facha, o porque en el grupito de turno quedan bien si lo hacen ¿Cuántos de esos modernos han visto «Canción de cuna» o «Sangre de Mayo»? Ok, son una puta mierda, pero no las han visto. Nada más punk que reivindicar lo irreivindicable. Iba a poner en las manos de Garci la oportunidad de redimirse, de hacer algo realmente arriesgado (aparte de fumarse 3 paquetes de tabaco al día)  por una vez en su vida. Contaba con que por las buenas se negaría, ¿para qué iba a perder el tiempo? Por las malas todo mola más, además. Su ex, Ana Rosa Quintana, es de mi barrio y conozco gente de su generación que podía contar cosas feas de ella, cosas peores que el hecho de que no escriba sus libros, cosas como que al chuparla hace daño con los dientes (oops, jiji). Os podéis imaginar que fue fácil que nos facilitara amablemente la dirección del Jose (ahora le llamamos así). Y me presenté en su casa, disfrazado de Sherlock Holmes. Llamé a la puerta y el ojo del director sustituyó el objetivo de su cámara por la mirilla de su puerta:

 GARCI

GARCI: ¿Quién es?

SHERLOCK YO: Señor, vengo a hablar con usted, es en relación a su última película.

GARCI: ¿Y qué quiere? ¿Por qué va disfrazado de Holmes?

SHERLOCK YO: Señor, si se ha documentado sobre mí para su película, me decepciona que haya absorbido tan poco de mi capacidad deductiva.

GARCI: Déjeme en paz loco del coño -esta expresión no me la esperaba en él, para qué mentir-

SHERLOCK YO: José Luis, abre la puerta de una puta vez, que no estoy pa hostias, soy el auténtico Sherlock y vengo a darte la enhorabuena por la magnífica recreación que has hecho sobre mí.

GARCI: ¿En serio? ¡Como sea mentira llamo a la policía!

SHERLOCK YO: Que es verdad,  joder.

Al Jose, como a todo creador, le pudo el ego. Abrió y lo que me encontré fue un hombre hundido, un hombre con gayumbos de abuelo que apestaba a alcohol, tabaco y mugre. En ese estado, lo más inteligente era el plan A, no era necesaria la violencia. Estaba muy afectado por la pésima acogida a «Holmes & Watson. Madrid Days». Entre otras cosas me dijo que él ya era un transgresor, que si se me ocurría algo más transgresor que rodar una peli de Sherlock en Madrid, con Gary Piquer de prota. Le respondí que para transgresora, Cayetana Guillén Cuervo por haber follado con él. Rompió a llorar.

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Ya le tenía donde quería. Le expliqué mi proyecto y al principio dijo que no se sentía capaz. Entonces le dije que Almodóvar quería hacerlo, y que eso no iba a ser bueno ni para él , por haber perdido la oportunidad de su vida, ni para la película, por perder a un cineasta con su talento. Sólo iba a ser bueno para Almodóvar, que por fin podría hacer algo que no fuera una mierda de esas de travestis. Con eso debí tocar su corazoncito fascista, porque se levantó como un resorte, hizo el petate y se vino conmigo.

Estaba tan seguro de que iba a acceder, que cuando llegamos ya estaba todo el equipo preparado. Unas cien personas en pelotas, los niños organizándolo todo y un puñado de viejos exhaustos por el trabajo sucio. A Garci en principio le desconcertó el panorama, dijo que necesitaba a su director de fotografía, pero cuando se sumergió en el ambiente que había creado «El Chini» (10 años)  se quitó el sombrero y dijo que no había visto nada igual desde los primeros films de Max Ophuls. Como script elegí personalmente a Sarita, la única niña con síndrome de down (diagnosticada) del barrio. Si queríamos sembrar el caos a través de nuestra película, el rodaje debía serlo también. El operador de cámara era Cristian, estrábico, gitano, 8 años. La directora de arte era Jessica, 11 años y 1.70 de altura, carterista y experta en bullying. El técnico de sonido era un niño que desconocía su propio nombre y hablaba siempre en mayúsculas. Todo estaba listo para que comenzara el rodaje. ¡Ay mamita! ¡Qué Fucking Masterpiece nos aguardaba!

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