GALÁN DE ANOCHE

Acabas de despertar y en tu cama descansa junto a ti el hombre atractivo y viril, el seductor nato de anoche.

Te invitó a cenar a un restaurante elegante y después distéis un precioso paseo, en el que te hizo reír, te miró a los ojos, te hizo sentir especial.

Finalmente te llevó a su casa, lugar en el que te folló exactamente como quieres que te follen: como a una perra.

Aun ahora, durmiendo en tu cama, sigue pareciendo un caballero, sigue conservando ese aire de galán irresistible.

Estás arrobada observándole, deseas fuertemente que siga dormido para siempre y al tiempo deseas que despierte y te vuelva a hacer todas las cosas que te hizo anoche y quizá algunas nuevas.

El hechizo no se rompe hasta que comienza a respirar muy fuerte, abriendo ligeramente la boca. El galán está visiblemente agitado por un mal sueño.

De su boca entreabierta, con la determinación perezosa con la que nacen los frutos de los árboles, brota este enigmático mensaje: QUIEN VA A MEAR Y NO PEE ES COMO QUIEN VA A LA ESCUELA Y NO LEE.

Y lo repite incontables veces, como un mantra: QUIEN VA A MEAR Y NO PEE ES COMO QUIEN VA A LA ESCUELA Y NO LEE.

Estás preocupada por él, pero sobre todo estás decepcionada, ¿Dónde quedó el galán de anoche? ¿Por qué dice esta vulgar majadería?

Le intentas despertar con todas tus fuerzas, pero no hay manera. Lo único que consigues es que repita la dichosa frasecita, ahora más rápido y mucho más alto: ¡¡QUIEN VA A MEAR Y NO PEE ES COMO QUIEN VA A LA ESCUELA Y NO LEE!!

Estás tan desesperada que llamas al Samur (?!), ojalá no tarden mucho porque este giro inesperado de los acontecimientos te está poniendo histérica, tía.

Una hora después por fin llaman a la puerta. Son dos enfermeros, a los que explicas lo ocurrido. Te miran extrañados, uno de ellos no puede reprimir una media sonrisa.

Les llevas a la habitación y cuando entráis, tu «galán» está, ya no sólo despierto, sino levantado, vestido y peinado.

Los enfermeros te miran como si estuvieras chalada. Y con razón.

Y tú le preguntas al «galán»: «¿Qué te pasaba hace un momento?».

Y él te responde: «Nada cariño, me estaba preparando para ir a trabajar, ¿Qué hacen estos señores aquí?».

Y los enfermeros te dicen: «Señora, esto es muy serio, no estamos para bromas ni para perder el tiempo» .

Y tu «galán», al que ahora de súbito ves gordo y estropeado, dice: «Carmen, ¿Otra vez has tenido la fantasía del galán? ¿La de QUIEN VA A MEAR Y NO PEE ES COMO QUIEN VA A LA ESCUELA Y NO LEE? «.

Y tú aterrorizada, les dices a los del Samur: «¿Lo ven? ¿Ven como tenía razón y este desconocido dice esa frase continuamente?».

Y el puto exgalán le dice a los enfermeros: «Perdonen, pero ¿se la podrían llevar? Es la quinta vez que hace esto en un mes, creo que necesita ayuda».

Y uno de los enfermeros dice: «Bueno, pues sí, pues nos la llevamos, así no hacemos el viaje en balde».

Y ahí estás ahora, encerrada a saber donde y repitiendo en bucle este sueño-mal sueño-peor despertar.

ESTRAMBOTE INTERGALÁCTICO

Vosotros no habéis visto extraterrestres, porque en el fondo seguís siendo gente de campo. Vuestra ruralidad mental os impide ver más allá de vuestras estúpidas narizotas y vuestra cortedad de miras os hace creeros la milonga esa de que estamos en 2013. Estamos en 3003 lo menos. Os creéis muy listos, pero no le llegáis ni a la suela de los zapatos a los extraterrestres, porque sí, los extraterrestres llevan zapatos, fabricados por niños del tercer mundo de su planeta. Y digo tercer mundo para que lo entendáis, porque allí en Torrijos (se llama así el planeta, no es culpa mía) a la parte más paupérrima no le llaman tercer mundo, no se andan con eufemismos gilipollitas, directamente la denominan «la mugre».

¿Y POR QUÉ OS TRATO MAL? Peor os debería tratar.

¿Y POR QUÉ CONOZCO YO A ESOS EXTRATERRESTRES? Pues porque ellos son más listos que vosotros y me han elegido como interlocutor válido del planeta Tierra.

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¿QUÉ PINTA TIENEN? Son canijos, miden lo que un bogavante erguido, pero están mazo buenos de cuerpo. Y de cara ya lo flipas, son más bonitos que un San Luis.

¿QUÉ LES GUSTA HACER? Pues básicamente alternar, nada les mola más que un bar. Allá en su planeta hay más bares que seres vivos, como en España pero sin borregos hablando de fútbol.

¿CON QUIÉN PARAN AQUÍ EN LA TIERRA? Conmigo, hace ya tres años que yo les reservo los sábados, aunque últimamente se están dejando llevar mucho por la moda e insisten en «latinear”.

¿QUÉ BEBEN? Vermut de grifo.

¿QUÉ COMEN? Seres queridos.

¿A QUÉ COJONES HAN VENIDO AQUÍ? Aparte de a darle al sople, han venido a tocar los cojones, son el planeta más tocapelotas del Universo.

¿Y ESO QUE TIENE QUE VER CONMIGO SI TODO EL MUNDO ME IGNORA CUANDO LES INTENTO MOLESTAR?  Ellos son gente lista, ven mi potencial. Me piden que les asesore en que cosas resultan molestas a los humanos. Y a mí como me pagan el alcohol, la ética me la trae floja.

¿Y POR QUÉ NO EXPLICO UN POCO MEJOR A QUÉ HAN VENIDO AQUÍ, QUE PROBABLEMENTE NO HA QUEDADO CLARO? A ver, que parecéis lelos… No lo queréis asumir, pero han venido a descojonarse de nosotros, a hacer befa de nuestra debilidad…

¿OS SUENA LA LEY DE MURPHY? ¿SABÉIS LO QUE MEDÍA MURPHY? Pues lo mismo que un bogavante erguido. Así que ellos son los culpables de la crisis y de las muertes por caídas de macetas en cabezas y de los crecientes (humor inglés) problemas de erección en el primer mundo.

¿POR QUÉ SACO A RELUCIR AHORA LO DEL PRIMER MUNDO SI ANTES ME HE METIDO CON LO DE LLAMAR TERCER MUNDO AL TERCERO? Pues porque es mi blog y escribo lo que sale del ciruelo.

¿Y CUÁNDO SE PIRAN? ¿VAN A ESTAR AQUÍ JODIENDO LA MARRANA HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS? Esto no va a ninguna parte, ya no sé si no lo entendéis o me estáis vacilando. El planeta Tierra ya es suyo ¿vale?, hacen con nosotros lo que quieren, no lo repito más.

¿Y QUIÉN TE ESTÁ HACIENDO TODAS ESTAS PREGUNTAS? ¿TE ENCUENTRAS BIEN? Mirad, si hay algo que me jode es que me traten con condescendencia, así que podéis ahorraros toda esta mierda. Estoy como quiero.

¿Y SI TE DIGO QUE TODAS ESTAS PREGUNTAS TE LAS ESTÁN FORMULANDO EN REALIDAD LOS EXTRATERRESTRES? Venga hombre, a otro perro con ese hueso.

¿Y SI TE DECIMOS QUE ADEMÁS LAS RESPUESTAS TE LAS ESTAMOS DICTANDO NOSOTROS POR VÍA ANAL PARA QUE DES ESTE MENSAJE AL MUNDO Y QUE CUNDA EL PÁNICO DEFINITIVAMENTE? ¿Ehhh? ¿Sí o qué?, pues esto si que está empezando a resultarme creíble.

¿VES? ¿VES CÓMO VAS DE LISTO Y AL FINAL ERES IGUAL DE IMBÉCIL QUE EL RESTO DEL PLANETA? Joder, pues sí, vaya chasco, pero tampoco es plan que me dejéis en evidencia, porque no creo que tengáis queja ninguna conmigo, desde que llegasteis me he desvivido por vosotros, no me ha faltado nada más que pariros.

¿NOS HAS CRÍADO A TUS PECHOS COMO QUIEN DICE? Pues yo diría que sí, pero bueno, en vuestra conciencia queda.

Y POR ÚLTIMO, ¿NOS VAS A CONTAR ALGÚN CHISME DEL ESPACIO EXTERIOR?  PARA DARLE AL PÚBLICO UN POQUITO DE BASURA DE ESA QUE CONSUMEN, YA SABES, EL PALO Y LA ZANAHORIA… A ver, si no tengo voluntad propia y sois vosotros los que me dictáis, al final vais a acabar haciéndolo, no sé a qué vienen ahora estas formalidades…

Pues E.T. es ya un señor mayor, pero sigue siendo un pardillo. En su planeta le muelen a collejas, se quería volver a casa porque es retrasado mental, pero no le quiere ni su familia. Le han metido en una residencia, con eso os lo digo todo.

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Mi amigo Mac es un proxeneta de reputado (jaja) prestigio, se ha montado en el dólar. Las mejores pericas del espacio curran en su burdel. A veces hasta se las tira él gratis, el puto sátiro.

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Alf, como todos los varones a los que les gustan los gatos, es más maricón que Mario Porquerizo, pero él al menos ha sido honesto consigo mismo y no se ha casado con ninguna Alasko. Eso sí, Alf es más de recibir que de dar, le gusta que entre por su gatera todo lo divino y humano, lo concebible y lo inconcebible.

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¿Joder, vaya lengua viperina que tenéis, ¿cuándo va a acabar esto?

¿DESDE CUÁNDO HACES TÚ LAS PREGUNTAS AQUÍ? OYE, QUE ACABAMOS YA, QUE HEMOS QUEDADO EN TRIBUNAL EN MEDIA HORA. Hey, ¡qué guay, Malasaña!, ¡por fin cambiamos! ¡Hasta ahora!.

JODER, YA SE NOS HA ACOPLAO OTRA VEZ EL PUTO HUMANO.

OMNIPOTENCIA NERD IV (Absolutismo)

Fue un rodaje ejemplar. Los niños aportaron su extraña creatividad, incluidos fallos técnicos que posteriormente vendimos como «licencias estilísticas». Los hipsters se lo tragaron de lleno. Los ancianos, a su modo, también cumplieron con su tarea. Murieron uno o tres pares, ahora no lo recuerdo, agotados por el desempeño de su titánica labor, que no era otra que acarrear como bueyes. Pero en sus muecas de muerte, en su rigor mortis, yo vi paz, incluso satisfacción por el deber cumplido. Al fin y al cabo sólo se trataba de gente gris, educada para cumplir con su deber, así que D.E.P. y a otra cosa, mariposa. Garci comenzó nervioso, descolocado por la magnitud del proyecto, con un cigarro en cada dedo de la mano (admirable habilidad la suya). Pero pronto se centró (un par de hostias le ayudaron), y para que negarlo, realizó un gran trabajo.

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Dejando claro de antemano que el 99% del mérito de la indiscutible calidad del filme residía en mi menda, Garci hizo varias aportaciones de incuestionable brillantez. El ejemplo más ilustrativo que recuerdo es el de la secuencia de la panadería. El panadero del barrio (interpretándose a sí mismo) debía seducir a la Muchi (clienta de toda la vida de Dios) con varios circunloquios sobre la creciente delincuencia en el barrio, un speech sobre los males que nos había traído la maldita inmigración, buscando el conchabeo racista con la señora, para finalmente metérsela en el bote y terminar metiéndole una chapata en el ano. Originalmente, la cháchara se acababa en el momento en el que comenzaba la sodomía en sí, pero Garci le dio un giro mazo crazy e hizo que el panadero le explicara a la Muchi, todo ello ya con la barra de pan en el ojete, la influencia de la obra de Eisenstein en el cine mexicano de los años 30. Una secuencia sencillamente brillante, que pasó a los anales de la historia de los anales del cerduloide (término acuñado a pachas entre Garci y yo). Todo el equipo aplaudió al unísono y hubo lágrimas, incluso. Incluso lágrimas de esperma, también. Así que estrenamos la película, con una expectación inusitada. La reacción de la crítica fue la polla con cebolla:

 «La porno más taquillera de la historia el cine» Fotogramas.

«Garci se rehabilita de manera sorprendente con una historia de pollas y coños sí, pero llena de complejidad y matices…» Carlos Boyero.

«Óscar Romero se ha revelado como un prohombre. Alguien que ha sido capaz de mover a las masas para abordar tan faraónico y rompedor proyecto, no merece otra cosa que gratitud. Lástima que los Goya se empeñen en dar la espalda a ese otro cine, el que no se exhibe en los circuitos habituales…» Jordi Costa.

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Ah, y no os he dicho el título, supongo que ya la habéis visto pero si hay algún despistado o parado que se la perdió en salas, que busque en The Pirate Bay: «Óscar Romero es el mejor». Sí, barajamos otros títulos como «La porno de Garci» o «Qué glande es el cine», pero todos consideramos que ese era el título que mejor reflejaba la esencia de la película. Cuando la veáis me decís.

OMNIPOTENCIA NERD III (Conquista)

Garci. Qué obsesión más jodida. Hay gente que se cree muy friki porque colecciona figuritas de Star Wars. Nerds de palo. Un auténtico nerd siempre va a contracorriente. El universo indie cultureta denosta a Garci por su clasicismo rancio, por ese cine que huele a alcanfor, por su insistencia en resucitar lo más casposo de la tradición carpetovetónica. O quizá le critican porque es un facha, o porque en el grupito de turno quedan bien si lo hacen ¿Cuántos de esos modernos han visto «Canción de cuna» o «Sangre de Mayo»? Ok, son una puta mierda, pero no las han visto. Nada más punk que reivindicar lo irreivindicable. Iba a poner en las manos de Garci la oportunidad de redimirse, de hacer algo realmente arriesgado (aparte de fumarse 3 paquetes de tabaco al día)  por una vez en su vida. Contaba con que por las buenas se negaría, ¿para qué iba a perder el tiempo? Por las malas todo mola más, además. Su ex, Ana Rosa Quintana, es de mi barrio y conozco gente de su generación que podía contar cosas feas de ella, cosas peores que el hecho de que no escriba sus libros, cosas como que al chuparla hace daño con los dientes (oops, jiji). Os podéis imaginar que fue fácil que nos facilitara amablemente la dirección del Jose (ahora le llamamos así). Y me presenté en su casa, disfrazado de Sherlock Holmes. Llamé a la puerta y el ojo del director sustituyó el objetivo de su cámara por la mirilla de su puerta:

 GARCI

GARCI: ¿Quién es?

SHERLOCK YO: Señor, vengo a hablar con usted, es en relación a su última película.

GARCI: ¿Y qué quiere? ¿Por qué va disfrazado de Holmes?

SHERLOCK YO: Señor, si se ha documentado sobre mí para su película, me decepciona que haya absorbido tan poco de mi capacidad deductiva.

GARCI: Déjeme en paz loco del coño -esta expresión no me la esperaba en él, para qué mentir-

SHERLOCK YO: José Luis, abre la puerta de una puta vez, que no estoy pa hostias, soy el auténtico Sherlock y vengo a darte la enhorabuena por la magnífica recreación que has hecho sobre mí.

GARCI: ¿En serio? ¡Como sea mentira llamo a la policía!

SHERLOCK YO: Que es verdad,  joder.

Al Jose, como a todo creador, le pudo el ego. Abrió y lo que me encontré fue un hombre hundido, un hombre con gayumbos de abuelo que apestaba a alcohol, tabaco y mugre. En ese estado, lo más inteligente era el plan A, no era necesaria la violencia. Estaba muy afectado por la pésima acogida a «Holmes & Watson. Madrid Days». Entre otras cosas me dijo que él ya era un transgresor, que si se me ocurría algo más transgresor que rodar una peli de Sherlock en Madrid, con Gary Piquer de prota. Le respondí que para transgresora, Cayetana Guillén Cuervo por haber follado con él. Rompió a llorar.

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Ya le tenía donde quería. Le expliqué mi proyecto y al principio dijo que no se sentía capaz. Entonces le dije que Almodóvar quería hacerlo, y que eso no iba a ser bueno ni para él , por haber perdido la oportunidad de su vida, ni para la película, por perder a un cineasta con su talento. Sólo iba a ser bueno para Almodóvar, que por fin podría hacer algo que no fuera una mierda de esas de travestis. Con eso debí tocar su corazoncito fascista, porque se levantó como un resorte, hizo el petate y se vino conmigo.

Estaba tan seguro de que iba a acceder, que cuando llegamos ya estaba todo el equipo preparado. Unas cien personas en pelotas, los niños organizándolo todo y un puñado de viejos exhaustos por el trabajo sucio. A Garci en principio le desconcertó el panorama, dijo que necesitaba a su director de fotografía, pero cuando se sumergió en el ambiente que había creado «El Chini» (10 años)  se quitó el sombrero y dijo que no había visto nada igual desde los primeros films de Max Ophuls. Como script elegí personalmente a Sarita, la única niña con síndrome de down (diagnosticada) del barrio. Si queríamos sembrar el caos a través de nuestra película, el rodaje debía serlo también. El operador de cámara era Cristian, estrábico, gitano, 8 años. La directora de arte era Jessica, 11 años y 1.70 de altura, carterista y experta en bullying. El técnico de sonido era un niño que desconocía su propio nombre y hablaba siempre en mayúsculas. Todo estaba listo para que comenzara el rodaje. ¡Ay mamita! ¡Qué Fucking Masterpiece nos aguardaba!

OMNIPOTENCIA NERD II (Supremacía)

Dos semanas después de dónde os dejé, el Comando Nerd estaba definitivamente formado. Tan sólo éramos doce elementos, diez «hombres» y dos mujeres, tan faltos de habilidad física como sobrados de la capacidad de persuadir. Nuestro propósito seguía siendo doblegar a la masa normal (y por lo tanto, no pensante) a base de sumir su ánimo en la más oscura de las alcantarillas. Debíamos aspirar al máximo, a que toda esa turba que nos había mirado con reprobación, obedeciera ahora cualquiera de nuestras órdenes tontilocas.

Al principio estaban consternados y rabiosos, sus minúsculos y convencionales cerebros no alcanzaban a entender que la mitad del barrio estuviera encerrada en su casa y la otra mitad estuviera llorando en las iglesias. Excepto nosotros, claro. Su depresión nos alimentaba y nuestra alegría les resultaba descorazonadora e incomprensible. Comenzaron a temernos; en cuanto veían u oían nuestras carcajadas huían a esconderse bajo el ala de sus mariditos, sus mamaítas y demás ralea. Muy poco tiempo tardamos en apoderarnos de las calles, nadie osaba asomar el hocico por nuestro territorio. El rumor de nuestro poder se extendió a otros barrios, cual «metástasis de la bajona» (así nos gustaba llamar al mal que creábamos) y el que osaba poner un pie allí, nos preguntaba confundido hasta que, una vez deprimido, reculaba hasta su barrio de mierda en una suerte de moonwalk frenético. Algunos (los menos) se unían a nuestro ejército. Ellos lo sabían, nosotros lo sabíamos. ¿Qué nerd no viene de serie con detector de nerds? Sólo un mes después, ya éramos 100 pardos diabólicos, todos bajo mi tutela, todos con pensamiento e ideas propias pero sin cuestionar un ápice mi supremacía. Estábamos listos para el asalto, ávidos de venganza y poder. Teníamos un plan.

Debatimos largamente cuál debía ser la estrategia (finjo ser un líder condescendiente) pero finalmente hicimos lo que se me puso a mí en la punta del rabo. Tener a nuestros enemigos encerrados en sus casas y mi experiencia previa como vendedor de mantas zamoranas a puerta fría me dio una idea deslumbrante. Mi comando se repartiría por todo el barrio, de uno en uno, vestidos con traje y corbata y con una carpeta bajo el brazo. Nada más. Llamarían casa por casa, hasta conseguir introducirse en ellas. Fue extremadamente fácil, nuestro enemigo se hallaba extremadamente débil, habíamos hecho un buen trabajo previo. La excusa para entrar no era otra que la salvación, la solución a sus males, lo de siempre. Una vez dentro, mis secuaces les explicaban el proyecto que habíamos ideado para ellos: Todos y cada uno de ellos iban a participar en una película de género pornográfico. En diferentes roles, lógicamente. La gente entre 18 y 50 serían actores. Los ancianos no (no estamos tan locos), los ancianos serían mano de obra gratuita, esclavos que servirían para acarrear con los focos, las cámaras, etc. Y los niños tampoco actuarían (no queríamos problemas con la ley), los niños serían el equipo técnico: director de fotografía, director de arte, técnicos de sonido… ¿Y el director? Seguramente pensáis que sería yo, ya que era el creador de tan mastodóntico proyecto. Una vez más, os equivocáis. Eso sería demasiado previsible y no tan estúpido como parece. El director no sería otro que el ganador del Óscar a la mejor película extranjera en 1982: Don José Luis Garci. Íbamos a hacer un «peli de Garci» pero de follar. El proyecto de los proyectos. El antes y el después de un cine español languideciente, anquilosado en sus deleznables vicios de corrección política. Ahora faltaba convencer a Garci. Y rodar el falso documental de todo el proceso para incluirlo como easter egg en la edición especial en Blu-Ray de mi obra maestra. De esa, en apariencia, más complicada tarea, me ocuparía yo personalmente…

OMNIPOTENCIA NERD (Advenimiento)

Dicen que un nerd nace, no se hace. Bueno, no es que esta estúpida frase la vaya diciendo por ahí toda la población mundial en cuanto tiene oportunidad. En realidad sólo lo dice un amigo mío, pero lo dice tantísimas veces que me produce efecto vox populi. A veces incluso me llama por teléfono y me dice sólo eso.Y cuelga. Él es un nerd. Pero está convencido de que yo soy más nerd que él. Nerd of nerds. The king of the nerds. Y me rinde pleitesía. Cree que soy el elegido y que nací con las gafas puestas. Yo no quiero decepcionarle, porque sé que todos necesitamos creer en algo, pero está equivocado. Simplemente soy un gilipollas al uso. Con miopía, eso sí. Pero tener gafas no me convierte en más listo, igual que un hijo de puta en silla de ruedas sigue siendo un hijo de puta. Los compañeros en el colegio me puteaban. Los compañeros en el trabajo me puteaban. Pero me la suda, porque estoy empezando a creerme la teoría de mi amigo.

The king of the nerds

Decía que mis compañeros me puteaban y no que me putean, porque me despidieron de mi trabajo hace tres meses. Hubo gente que se alegró de que me echaran. Los motivos: Llevo gafas, huelo regular y a veces me disfrazo de animales (inofensivos). El día que me despidieron era un caracol y, como soy muy del rollo Stanislavski, me desplacé por la oficina reptando y dejando un rastro de babas. La señora de la limpieza me echó la peta y se chivó al jefe. Despido procedente. Llamé al sindicato y cuando se lo expliqué me colgaron. Así que no he podido pagar el alquiler y estoy en la calle. Voy bien vestido, tengo al menos 20 disfraces que me voy intercambiando a diario, así que ni se me ensucia la ropa y soy fácilmente identificable. Hay gente que me da limosna y yo me la gasto en el ciber. Esto lo estoy escribiendo gracias a un euro que me ha dado una señora. También me ha dado un bocadillo, pero yo prefiero robar. Voy al Corte Inglés y la Fnac (por ejemplo, vestido de nutria) e incluso los dependientes creen que soy alguien contratado por el establecimiento para entretener a los clientes. Arramplo con todo lo que pillo y lo vendo a precio de coste a tiendas pequeñas o particulares (soy el único animal que vende en la manta).

Y así, voy pasando los días, mi amigo el idólatra no para de decirme que «Un nerd nace, no se hace» y que un día el mundo me adorará, que la dictadura de los pardos está próxima y que la gente normal perecerá desmembrada ante el inconmensurable poder de mis sofisticadas armas. Lo que acabo de descubrir ha conseguido que empiece a creerle: puedo deprimir a quien quiera con solo 10 segundos de conversación. Casi nadie te pega antes de diez segundos, lo he comprobado. Muchos desean hacerlo pero si les confundes lo suficiente te aguantan hasta que es demasiado tarde para ellos y su depresión ya es irreversible. ¿Que qué les digo? ¡A vosotros os lo voy a decir! ¿Qué queréis? ¿Sufrir? ¿Eso es lo que buscáis? Ya llegará vuestro turno, no os impacientéis. De momento tengo a mi barrio con la moral por los suelos, por lo que las calles son mías. La gente normal, una aplastante mayoría, está quejicosa, encerrada en su casa, lamentando su recién descubierta mediocridad. Algunos quieren convertirse, pero aún es pronto, primero deben saborear la hiel. Ya tengo un ejército de diez incondicionales, diez aguerridos gafotas capaces de morir matando por nuestras descabelladas y ultraestúpidas ideas. Dos, incluso han follado. A mí se me han ofrecido infinidad de vírgenes vestales, pero las he rechazado con desdén. No estoy para esos menesteres tan mundanos. Nada me distraerá de mi objetivo real: la puta totalidad del universo. El mundo mundial, trons. Vais a caer bajo el yugo absolutista de la imbecilidad pura. Resistíos, será más divertido.

MECAFILIA, ¿Y POR QUÉ NO? 3

Mi novia me dejó. Dos años de relación, sin duda los mejores de mi vida. Una buena mujer, inteligente, bellísima y mil virtudes más, la más relevante de todas, la paciencia. Pero comprobé que no era inagotable. Un año de convivencia y un mal día, se hartó, no aguantó más. Bien saben los que bien me conocen que sigo enamorado de ella. Aunque los más hirientemente sinceros me han dicho que la comprenden, que ellos hubieran hecho lo mismo. ¿Que qué es lo que hice? Muchas cosas, pero la culpa la tuvo un elemento desestabilizador venido desde mi infancia, escondido en la maleta que hice cuando ella y yo nos fuimos a vivir juntos, a pesar de que revisé todo cientos de veces, incluso me aseguré de haberlo tirado a la basura. Pero llegamos a nuestra nueva casa y cuando ya estaba deshaciendo las maletas y colocando mis pertenencias, lo hallé. El muy hijo de puta había conseguido volver a colarse en mi vida con el fin de reventar mi relación. Conocía sobradamente el poder de atracción que ejercía sobre mí. No tardó en utilizarlo. Era noviembre, mi primera ducha en el piso, en un día gélido y para más inri aún no teníamos calefacción. Estaba solo en casa, ella estaba trabajando, sabía donde estaba escondido, pero debía ser fuerte y resistir. Sus planes no eran los mismos y cuando me estaba secando el pelo con la toalla, lo vi, sobre el mueble de baño. Estaba tan resplandeciente como siempre, con su seductor naranja ochentero, parecía que incluso me estaba mirando a los ojos, a pesar de que no tenía. A ese nivel de calientapolleo llegaba mi secador de pelo, el muy calientapollas.

Secador

No pude resistirme y lo usé, lo encendí (y él a mí). Volví a dejarme llevar por su sensual calidez, por su ensordecedor a la par que embriagador sonido de baja frecuencia. Me sumergí por enésima vez en ese relax casi opiáceo, donde se colaba la euforia, la nostalgia de buen rollo, tantas y tantas emociones. Una hora duró mi trance, cuando desperté de mi ensoñación fue para darme cuenta de que llegaba media hora tarde a trabajar. Ya empezaba a condicionarme, hasta que no pudiese renunciar a él no podría volver a ducharme por la mañana. Pero eso a su vez me creaba otro problema. Debía ducharme por la noche y mi sesión de secador, inevitablemente coincidiría con las únicas horas del día en las que veía a mi novia. Cómo reaccionaría ella al conocer mi afición favorita? Pues esa misma noche se lo expliqué. Y sorprendentemente no se lo tomó mal, ya he dicho antes lo maravillosa que es. Incluso le hizo gracia, me dijo algo así como: «Qué mal estás de la cabecita» dicho esto con toda la dulzura del mundo. Simplemente me dejó hacer. Esa primera vez fui comedido, no más de media hora y ella al final me preguntó interesada:

MI EX: ¿Y qué sientes exactamente cuando lo haces?

YO: Pues es difícil de explicar, pero aparte del puro placer físico que me proporciona, es la forma más real en la que puedo retrotraerme a la infancia y sabes que lo intenté muchas veces con la droga.

MI EX: Ya sabes que eso no me gusta nada… Pero ¿por qué dices lo de la infancia?

YO: Porque me siento como cuando de pequeño me secaba el pelo mi madre, mientras escuchaba en el radiocassette mi cinta grabada de Madonna y cenaba un bocadillo de morcilla patatera.

MI EX: Eso es muy tierno…

YO: Gracias bonita. Es que es como si me sintiera en armonía con todo, como si ese calor y ese sonido restablecieran el equilibrio perdido del mundo. Que el pelo se seque antes es sólo una excusa.

MI EX: Bueno, pues si te hace tan feliz, sigue haciéndolo. Lo que me sorprende es que no me lo hayas contado antes.

YO: Entiende que es algo muy raro, no es fácil de confesar, tenía miedo de que me tomaras por un loco…

MI EX: ¡Pero sí eso ya lo tengo clarísimo! Jajaja.

La pobre no sabía bien hasta que punto llegaba mi chifladura. Darme vía libre no fue una buena idea por su parte, porque a partir de ahí, empecé a pasar más tiempo con él que con ella. Si ella estaba mirando internet, yo estaba en el sofá aplicándome el secador. Si ella estaba en el sofá, yo estaba mirando internet aplicándome el secador. Llegó nuestra primera factura de la luz: 300 euros. La pagué yo, eso no me detuvo. Lo que detuvo fue nuestra vida social, porque no tenía dinero para salir a cenar, ni ir al cine, ni quedar con los amigos. Y para ser sincero tampoco tenía ganas, prefería quedarme en casa al calor del secador y del amor de mi chica. Un sábado en el que ella estaba viendo una peli en la tele y yo estaba dándome una sesión especialmente placentera, se me ocurrió una idea que para mí era sublime. Fusionar placeres. Le pedí que me la comiera mientras me secaba el pelo. Se negó. El morbo que me provocaba a mí era inversamente proporcional al que le provocaba a ella. Me enfadé, ahora sé que de forma absolutamente injustificada, pero en ese momento me dio mucha rabia no salirme con la mía. Pasaron los meses, las facturas aumentaban, cuando practicábamos sexo yo lo dejaba puesto de fondo, suponiendo que ella no se iba a dar cuenta, pero se desconcentraba y se levantaba a apagarlo, lo que me enfadaba y me desempalmaba. Acabé por acostarme con ella y con el secador, ella se dormía y yo seguía con mi secador. Y muchas noches con una mano sujetaba el secador y con la otra mi pene. Me masturbaba enternecido y  mientras la veía dormir y me sumergía en mi fusión de sensaciones. Pero una noche, mi orgasmo la despertó. No se creyó que ese disparo de esperma no iba dirigido intencionadamente a su cara, que no lo pude controlar. Me pongo en su lugar y no debe resultar agradable sentir un impacto de lefa en la cara, abrir los ojos y que allí esté tu novio con los ojos desorbitados, la polla en una mano y el secador en la otra. A la mañana siguiente me puso en el temido brete: «O él o yo». Yo argumenté que me parecía injusto, que no podía hacerme eso, que sabía lo importante que eran los dos para mí, que si lo hubiera hecho con un amigo o con mi padre no lo habría dudado y la hubiera elegido a ella, pero que el hecho de que lo hiciera con el secador me parecía un chantaje inaceptable. Se fue a trabajar y cuando volví, sus cosas ya no estaban. Mi reacción instintiva fue buscar el secador donde lo había dejado, por temor a que se hubiera deshecho de él en un brote vengativo. Pero no, ya he dicho antes que era maravillosa. El secador estaba en casa,  no donde lo dejé, sino en la cama, apoyado en el lado de la cama que hasta la noche anterior le había pertenecido a ella. Estaba encantador, arropadito. Tan cotidiano y a la vez tan sexy. ¿Lo había colocado ella ahí a modo de mensaje o era él el que por iniciativa propia había ocupado su lugar?. Nunca lo sabré, pero cuando me acerqué a él y lo encendí, una enorme y algo maliciosa sonrisa iluminó la habitación.

NUEVO ÁRBOL GENEALÓGICO 3 – MECAFILIA, ¿Y POR QUÉ NO? 2

Después de que desapareciera la chica de mis sueños, dormí como un lirón. No sabría decir cuantas horas, pero sí sé que soñé. Y esos sueños no fueron dulces, esos sueños inauguraron un nuevo género en el universo onírico, una categoría que iba mucho más allá de la dulzura: sueños «miel con azúcar». Todas con mis hijos -los animales- como acompañantes de lujo. Opíparas cenas de nochebuena en la selva, reencuentros llenos de emotividad en «Sorpresa, Sorpresa» (Yo abrazando a un pingüino emperador con 10 millones de espectadores y un 47% de share) e incluso heroicidades de alto copete, como hacer volar a un lenguado o enseñar a bucear a una cucaracha. Me desperté pleno, fuerte como un roble, pero no me desperté solo. Había algo en mi cama, no sabía qué, porque estaba tapado, pero era un bulto bajo la sábana y ésta se levantaba levemente con su respiración. Levanté la sábana ligeramente y menos mal, ahí estaba la cabeza de mi perrito Farlopa. A veces se subía a dormir conmigo, detectaba cuando estaba en fase R.E.M. y se hacía un hueco en la cama con la seguridad de que no me iba a enterar y por ende, no le iba a poder echar la peta. Me levanté sin decirle nada e hice lo que hago siempre al levantarme, mi pequeño ritual mañanero. Primero mear y segundo ducharme. Me llamó la atención en la ducha el hecho de que mi vello corporal se había multiplicado considerablemente desde la última vez que me duché. No me preocupé demasiado, lo achaqué a que me acababa de estrenar en el mundo del metisaca y quizá esa era la reacción hormonal natural de mi cuerpo, igual ya era un hombre. Mientras me estaba secando, me miré al espejo (como el narciso feo que soy) para conseguir mi mejor versión. HOSTIA PUTA. ¿QUÉ COJONES ME PASA? ¡ESTOY ANCIANO! A ver, tampoco es que estuviera anciano, pero me habían caído un montón de años encima, de sopetón y al ser yo un púber de 16 primaveras, me acojonó sobremanera verme tan ajado. Ahora entendía lo del pelo a mansalva. No sabía qué hacer, me volví a la habitación corriendo, si mi familia me veía así podría infartarles de muerte o lo que es peor, decepcionarles. Me metí de nuevo en la cama, confundidísimo, pretendiendo ilusamente volver a dormirme para volver a despertarme con 16 años. Farlopa seguía ahí, le acaricié la cabecita para relajarme (acariciar a un perro es orfidal gratis) y después baje la mano para acariciar su ¡COÑO! ¿DÓNDE COÑO ESTÁ EL CUERPO DE MI PERRO? ¡SÓLO ESTÁ SU CABEZA! Era como la cabeza de caballo de «El Padrino», pero en perro y en mucho peor, ¡porque estaba vivo! Respiraba y me miraba. Y por si esto fuera poco, empezó a hablarme:

FARLOPA’S HEAD: ¿Qué pasa papa? ¿A qué viene este alboroto?
YO: Farla, ¿qué está pasando aquí? ¿Dónde está tu cuerpo? ¿Por qué estoy tan mayor? AHHHH.
FARLOPA’S HEAD: A ver, relájate, eso lo primero, que en ese estado no vas a ser capaz de solucionar esta situación.
YO: Ah, ¿que además la tengo que solucionar yo?
FARLOPA’S HEAD: Mira, no me voy a andar con paños calientes. Todo esto se decidió ayer en la primera asamblea de los hijos de Óscar. Primero se decidió que debíamos darte un buen susto con lo de mi cabeza, para predisponerte emocionalmente para lo que vino después. No te preocupes, porque yo estoy bien, esto es una mera ilusión creada por uno de los vocales de la asamblea, que además es druida, el berberecho Regino.
YO: Bueno, pues me habéis traumatizado de por vida, enhorabuena. Y lo de mi vejez?
FARLOPA’S HEAD: Pues la asamblea ha decidido castigarte de esta manera, por tenernos desatendidos durante tantos años, por ser tan mal padre.
YO: ¡Pero si no lo sabía!
FARLOPA’S HEAD: Bueno, eso no es lo que cree la asamblea, creemos que has tenido señales más que suficientes durante toda tu vida para darte cuenta, pero que las has obviado conscientemente para no afrontar la enorme responsabilidad que se te venía encima.
YO: ¡Vale! ¡Lo reconozco! ¡Pero no me podéis hacer perder 13 años de mi vida por eso! Algo me olía, pero ¿cómo podía estar seguro?
FARLOPA’S HEAD: Eso ya no es importante. Lo que importa ahora es que tienes 30 años, los cumpliste ayer. Por cierto, ¿sabes como los celebraste? Practicando la fornicación con un despertador.
YO: Eso es mentira cochina, yo ayer estaba con Ana en 1995, ¡me la proporcionasteis vosotros!
FARLOPA’S HEAD: Sí, pero ahora estás aquí, en 2008. Y lo que hiciste ayer, también lo estás haciendo ahora. Y lo que vas a hacer el 3 de marzo de 2020, también. Vives todos los días de tu vida a la vez, como todo el mundo, pero no lo sabes, como todo el mundo, porque no lo puedes concebir y perderías la cabeza.
YO: Pues no sé que es peor, si perder la cabeza o el cuerpo.
FARLOPA’S HEAD: Touché. El caso es que tu situación es reversible, tienes una misión que cumplir. Si la cumples con éxito, volverás a tener 16 años, no recordarás nada de lo que ha sucedido, solo tendrás la absoluta certeza de que somos tus hijos, no sabrás por qué, pero sabrás que es así. Sí no la cumples te quedas con 30 años y con toda esta información tan cabrona que acabo de depositar en tu cerebro.
YO: JODEEER. ¿Y cuál es la puta misión?
FARLOPA’S HEAD: Mira, tú no sabes quién es nuestra madre, pero nosotros sí. Tienes qué averiguarlo en un plazo de 24 horas. Tienes tres intentos y sólo tienes una pista: Está en esta casa. Di tu decisión en voz alta y una voz ubicua te responderá. Adiós.

Y la cabeza de mi perro desapareció sin más. ¡Puto berberecho! ¡Brujo de mierda! ¿Dónde está la inquisición cuando se la necesita? Bueno, tenía que ponerme manos a la obra cuanto antes, sólo tenía 24 putas horas. ¿La madre estaba en mi casa? Yo sólo vivía con mi padre y mi abuela. ¿Qué clase de aberración proponían esas bestias? Era dantesco, sin duda, pero no me quedaba otra alternativa, debía investigar a mi propia familia. Era complicado porque no podía dejar que vieran mi aspecto de 30 años, era gente que no sabía utilizar un mando a distancia, no podía explicarles esto bajo ningún concepto. Busqué entre mis cientos de caretas y decidí que la más apropiada para la tarea que me aguardaba, era sin duda la de Chimo Bayo.

Me la encasqueté, me puse su visionario traje y me aproximé al primer objeto de mi investigación: Mi afable a la par que agreste padre, que estaba en el salón viendo «Socios y Sabuesos» por tercera vez en la semana. Era martes.
YO: PAPÁ, ¡JU JA! (Típica onomatopeya chimobayística)
PAPA: Vaya susto que mas dado, tontoloscojones. Anda, quítate esa mierda que llevas en la cara, adefesio.
YO: Papa, a ti te han encantado los animales de toda la vida de Dios, ¿no? Para ti el mundo animal no tiene pegas porque es genial.
PAPA: Hombreee, ya sabes tú que tu padre es un gran amante de los animales.
YO: Ajá… ¿Harías cualquier cosa por ellos? ¿O igual que dices que esta sí, esta no la harías?
PAPÁ: ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo al Farlopa? Hace rato que no le veo.
YO: Tranquilo, está echando una cabezadita… papá, ¿tú le has sido infiel a mamá?
PAPÁ: Pero qué dices niño, ¿estás chalao? Te pego un palo que te eslomo. Yo a tu santa madre la he respetado toda la vida… y más ahora que me falta la pobrecita mía…

Y mi padre se puso a llorar y yo me sentí como una puta mierda, pero ¿qué podía hacer? Al menos había descartado que mi padre fuera la madre de mis hijos, algo por otra parte, inconcebible, en el amplio sentido de la palabra. Mi abuela tenía por esa época 85 años, con lo que haber concebido con ella también era una quimera. Tenía la ventaja de que estaba un poco gagá y cuando me ponía caretas no era capaz de reconocerme. Estaba en la cocina haciendo una de sus memorables cocidos y gritando, como siempre.

YO: Muy bien ese cocido, así me gusta a mí, así me gusta a mí.
ABUELA: AY MADRE, UN MARCIANO. ¡AURELIO! HA VENIDO UN MARCIANO, ¡MÁTALO!
YO: Señora, deje en paz a su yerno que está viendo una película. He venido en son de paz. Vengo del planeta Levante y estamos investigando unos sucesos paraanormales que han acaecido recientemente.
ABUELA: A MÍ DÉJEME DE ROLLOS QUE ESTOY HACIENDO EL COCIDO, QUE BASTANTES PROBLEMAS TENGO YA EN LA VIDA.
YO: ¿Usted ha sido madre recientemente señora?
ABUELA: UHHH, ¿MADRE DICE? 85 AÑOS TENGO HIJO DE MI VIDA, 86 LOS QUE HAGA, AUNQUE NO LOS REPRESENTE, YO YA HE PARIDO TODO LO QUE TENÍA QUE PARIR, 12 HIJOS NA MENOS.
YO: Pero estoy hablando de animales, señora. Y de su nieto.
ABUELA: ESE SÍ QUE ES UN ANIMAL, QUE SON LAS DOS DE LA TARDE Y TODAVÍA NO SE HA LEVANTAO. ¡AURELIOOO! ¡DESPIERTA AL NIÑO QUE YA ES HORA! ¿QUIERES COCIDO, HIJO? ¿COMÉIS COCIDO LOS MARCIANOS?

No supe que responder a eso y me fui a mi habitación a pensar. Entre mi padre y mi abuela, tenía que elegir a uno, por muy descabellado que fuera y dije en alto:

YO: La madre de los animales es: Mi padre
VOZ UBICUA: Incorrecto. Sólo te quedan dos intentos.
YO: Entonces es mi abuela?
VOZ UBICUA: Es esa tu segunda respuesta?
YO: No, no. Espera que piense…
VOZ UBICUA: Está bien, te facilitaremos una segunda pista. No es una persona.
YO: Vaya, cuánta generosidad, eso sólo descarta a mi abuela porque mis hermanos no están en casa… Cría cuervos…

Los animales tampoco podían ser, porque sólo teníamos a Farlopa y su cabeza había desaparecido. No teníamos plantas, con lo que ya sólo quedaban objetos. Qué locura, había cientos de objetos en la casa, como podía concebir a animales con objetos, ¿qué tomadura de pelo era esa? Así a lo tonto había consumido ya 6 horas, el reloj iba en mi contra. El único objeto con el que yo recordaba haber tenido relaciones sexuales era a la almohada. Pero no podía ser esa almohada, la cambié hacía unos meses y hacía años que ya sólo utilizaba mi mano. También alguna vez había eyaculado por error sobre un póster de Marilyn Monroe que utilizaba para estimularme visualmente. Preñar a un póster, qué movidote… ¡Ah, coño! Farlopa había dicho que ahora al cumplir los 30, había estado copulando con mi despertador. Y me había soltado no sé que rollo de que estábamos en todos los momentos a la vez, así que igual había concebido ayer a todos, o ya había concebido algunos entre los 16 o los 30, o después. Me cago en la puta, ¿estoy de tripi o qué pasa aquí? Pasaba de comerme más la olla, ya está:
YO: La madre de los animales es: Mi despertador.
VOZ UBICUA: Incorrecto. Sólo te queda un intento.
YO: JODEEER. ¿Y no hay más pistas?
VOZ UBICUA: Sí venga, la última. Es un objeto con el que, de una u otra manera, interactúas todos los días.
YO: Me tenéis hasta la polla.

Doce horas habían pasado. Doce horas me quedaban. Un objeto que uso a diario, tócate los cojones con la pista. Cienes y cienes de cosas: cama, cepillo de dientes, gafas, lubricante anal, etc… Eran innumerables, era imposible. El miedo finalmente me venció y la tensión me descompuso. Literalmente, porque sentí los retortijones más terribles de mi vida. Fui corriendo al váter y allí me quedé durante horas, defecando las pocas esperanzas que me quedaban. Más de 13 años de mi vida se iban por el sumidero. Nunca iba ser un veinteañero, en esa situación no era factible razonar una tercera respuesta exitosa, con lo que mi única posibilidad era que estos hijos de puta me estuvieran gastando la broma más pesada de todos los tiempos. Con toda esa conmoción e indisposición, me asaltó una duda absurda: ¿Dónde iba toda esa caca? ¿Y el orín, el vomito, la saliva, el esperma, dónde acababan? Supuestamente viajaban por las tuberías y acababan en una planta de tratamiento de aguas residuales. Pero ¿y si no era así? ¿Y si nos estaban engañando y acababan en otro lugar?. ¿O se convertían en otra cosa? Como por ejemplo, en animales. Quizá solamente mis desechos, no los de todos sino sólo mis desechos, se convertían por arte de biribirloque en mis hijos, todos los animales del mundo, lo que convertía al váter en su madre. Yo depositaba cada semilla y el váter gestaba a cada vástago. Pero ¿qué clase de idea chiflada era esa? Probablemente tuviera fiebre, una fiebre conspiranoica. Pero ya no tenía nada que perder y con este último pensamiento, la voz ubicua hizo acto de presencia por primera vez. Era una rata apestosa vestida de lagarterana. Muy cuerdo todo.

RATA: Las 24 horas han tocado a su fin. Debes darme tu última respuesta, pero antes tira de la cadena y echa ambientador, que menudo pestazo hay aquí.
YO: ¿Y eso me lo dice una rata de cloaca como tú?
RATA: Bueno, mejor dejémonos de opiniones subjetivas y centrémonos en el asunto que nos concierne.
YO: Muy bien. Pues la madre de todos los animales es: este váter sobre el que me hallo.
RATA: ¡Cooooorrecto!
YO: ¿QUÉ? DON’T FUCK ME! AHHHH.

Y me levanté y di unos saltos tremendísimos. ¡Estaba salvado! Qué fuerte que hubiera tenido esa revelación. Al fin y al cabo, no era tan imbécil como creía. Y entonces, allí en el cuarto de baño se presentaron todos los animales del mundo.
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Todos cabían, todos habían venido a querer a su papá. Me dijeron entre bromas que por favor me limpiara el culo y después de hacerlo me llevaron en volandas a la cama, donde me dejaron acurrucado. Ya no me dolía la tripita, ya era un adolescente otra vez, ya me podía dormir tranquilo.

NUEVO ÁRBOL GENEALÓGICO II (Caramelo envenenado)

Esa noche de 1995 había sido una noche pesadillesca donde las haya, con infinidad de animalitos acuciándome para que me hiciera cargo de ellos. Demasiada responsabilidad para un conato de ser humano, alguien que ni tan siquiera sabía (ni sabe) atarse los cordones como es debido. Pero abrí los ojos y allí estaba Ella.

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Las primeras tetas que vi (sin contar las de mi madre) fueron las suyas. Calculo que sería sobre el 82 y yo estaba plantado delante de la tele, supongo que por accidente, viendo una película llamada «Las Adolescentes». Recuerdo perfectamente su aparición estelar, su larga melena morena, sus gafas de abuela, su piel blanca y sus pezones rosados coronando sus pequeñas tetas. Creo que fue mi primera erección, al menos la primera que recuerdo, y mis hermanos (mucho mayores que yo) se dieron cuenta y se mofaron, obligándome a huir a mi habitación. Sencillamente, no sabía qué hacer con lo que había crecido entre mis piernas. A lo largo de todos esos años, entre el 82 y el 95, no había vuelto a tener acceso a esa película, pero la imagen de esa chica era algo que pululaba por mi mente sin hacer ruido, algo que aparecía fugazmente ante cualquier estímulo que despertara el recuerdo. Así que, de vuelta al 95, allí estaba Ella. Y no era su versión envejecida, veinte años mayor que en la película, sino la misma jovencita apetecible que se alojaba en mi memoria.

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Por ahora estaba vestida, de pie enfrente de mi cama, mirándome con la actitud inocente de su personaje. Me levanté como un resorte y Ella dijo:

CHICA: No te vayas…

YO: ¿Irme? Jajaja… No, en serio, ¿cómo te llamas?

CHICA: ¿Yo? ¿Mi personaje? ¿O quién soy para ti?

YO: En mi cabeza te llamas «Primera erección», estaría feo llamarte así, ¿no?

CHICA: Jajaja, ¡qué gracioso! Si buscas un poco más en tu memoria seguro que me encuentras.

Pensé durante unos segundos.

YO: ¿Ana?

ANA: ¡Sí!

YO: ¡Claro que sí! Y ¿qué haces aquí? No es muy normal que en 1995 aparezca alguien de los 70.

ANA: Soy tu regalo.

YO: ??

ANA: Soy el regalo que te han hecho tus hijos, todos los animales del mundo. Han decidido que el mejor presente que podían hacerte era entregarte a la chica con la que te excitaste por primera vez, para que te desvirgase.

YO: Joder, ¡pues qué majos mis chavales! ¡Claro! ¡Por eso me sonrió ayer el cabrón de Farlopa! ¡Porque ya lo sabía!

Entonces mi perrito Farlopa entró en la habitación y apagó la luz con sus almohadillas. Y un caimán encendió una luz indirecta. Y un capibara puso un cd de música sexy en mi minicadena:


Un enjambre de abejas abrió la cama para que zumbáramos como ellas. Y un barbo me puso un condón con la boca. Y eso ya moló bastante por sí sólo, pero Ana reprendió al pez, me lo retiró y me llevó a la ducha, donde me bañó con delicadeza durante unos minutos para después meterse dentro conmigo, me dejó acariciarla y besarla mientras un montón de castores me jaleaban: ¡EH, EH, EH!. Me vine tan arriba gracias a su inestimable ayuda que la cogí en brazos y me la llevé a la cama. Esto era más o menos lo que había alrededor de nosotros mientras nos amábamos:

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Lejos de desconcentrarme, la visión de mis hijos me daba vigor y confianza. Lo que pasó allí pudo haber durado un minuto, dado el épico calentón que arrastraba durante la última media hora y durante los últimos 17 años, pero duró una semana o un año o una vida. Duró un cojón, en definitiva. Un placer intenso, sostenido, prolongado… con una fantasía hecha carne y con un montón de entrañables hijos de puta jaleándome, entregados a la causa de que su padre se lo pasara en grande. No quiero caer en detalles escabrosos y por eso no voy a revelar qué grupo de animales me limpió los restos de esperma o cuál de ellos se metió entero en mi ano para proporcionarme una pizca más de clímax, una bola extra de placer. Lo importante es que los muy cabrones, mis chavales, lo hicieron de tal manera que ni tan siquiera me sentí mal cuando Ella desapareció. Me hicieron tomar conciencia de la naturaleza finita del placer, enseñanza que me ha sido útil durante el resto de mi vida. Pero tenía claro que un regalo tan gocho no me iba a salir gratis. Estaba en deuda con ellos y tarde o temprano alguno de ellos se lo iba a querer cobrar. No esperaba que fuese tan pronto.

NUEVO ÁRBOL GENEALÓGICO I (¿Quién es papá?)

Pues era Mayo o así de 1995 o así y yo estaba sentado en un banco del parque leyendo cualquier mierda insufrible de adolescente pedante y engreído, el Marca creo. Había unos veinte gorriones alrededor de mí, porque me estaba comiendo un bocadillo de mortadela sevillana y estaban como locos a ver si pillaban las migas que se me iban cayendo. En una situación así, es difícil fijarse en un gorrión concreto, porque son todos casi idénticos y se mueven mucho y muy rápido, pero hubo uno que llamó mi atención. Era el más lento de todos, mientras los demás revoloteaban desquiciados y el que más el que menos siempre conseguía una miga, éste gorrión estaba muy tranquilo, como un poco al margen de toda esa histeria. Puede que ya hubiera comido antes y no tuviera hambre y estuviera ahí por el mero placer de estar con toda la peña. O puede que él estuviera muy por encima de esas frenéticas batallas, puede que fuera un gorrión capaz de dominar sus impulsos. O simplemente tenía alguna especie de retraso mental. O estaba pasando por un periodo complicado a nivel emocional. Mientras yo pensaba en todo esto y seguía observándole, él parecía ajeno a mí, parecía sumergido en su eterno presente, en su falta de conciencia. Pero no. Se paró en seco, aferrando sus patitas al asfalto, echó su cabeza hacia arriba y sí, me miro. Fijamente. Y yo, evidentemente, le miré a él, no podía hacer otra cosa. Estaba dándose entre nosotros la situación esta tan puta de «a ver quién es el mierda que retira antes la mirada». Dios mío, yo era sólo un adolescente y un pájaro estaba entrando en mi mente, pisando fuerte, pisando fuerte. Ya era consciente en ese momento de que eso que me estaba pasando me iba a condicionar de alguna manera el resto de mi vida, sobre todo cuando el pájaro empezó a transmitirme información con la psique, telepatía de esa. Surgió un diálogo mental entre nosotros, este diálogo:

AVE
Hola.
YO
Hola, ¿qué hay?
AVE
Tú no sabes quién soy yo, ¿no?
YO
Pues pensaba que eras el gorrión nerd de la pandilla, pero ahora ya no sé que decirte telepáticamente, estoy un poco descolocado.
AVE
¿Descolocado? Pues ahora sí que lo vas a flipar en colores.
YO
Hombre, por la forma en la que te expresas diría telepáticamente que eres de Madrid.
AVE
No estoy hablando telepáticamente de eso, tontolaba. Escúchame telepáticamente y deja de decir telepáticamente esa clase de mongoladas.
YO
Te importa que dejemos de decir telepáticamente, telepáticamente.
AVE
Me da igual. ¿Sabes quién soy? Pues nada más y nada menos que tu hijo.
YO
¡Oiga usted! ¡Que yo no me he follado nunca a pájara alguna! ¡Soy virgen! ¿Qué vas a pedirme ahora?, una pensión, ¿verdad? Ahora os vais a poner a cantar todos «Adiós papá, consíguenos un poco de dinero más».
AVE
¿Tú crees que me hace falta a mí dinero para algo? Tú eres bobo.
YO
Oye, ¡háblame con respeto que soy tu padre!
AVE
Ah muy bien, ahora para lo que te interesa lo soy, ¿no? No es que me agrade precisamente ser tu hijo, pero entre todos tus hijos he sido el encargado de revelártelo.
YO
¿Más todavía?
AVE
Sí, todos los animales del mundo son tus hijos. Todos. Con todos vas a poder hablar si quieres y su felicidad va a ser en gran parte responsabilidad tuya.
YO
¿Y la madre qué? Tocándose el higo, ¿no? Por cierto, ¿quién es?
AVE
Eso aún no te lo podemos revelar. Bueno, que me piro, que esta gente se quiere ir a otro parque. Ya sabes lo que hay, papá. A partir de ahora ten cuidado con pisar hormigas cuando camines por la calle, porque estarás matando a tus hijas. Chaito.

Mi hijo

Chaito. La madre que me parió. Con lo que me cuenta y se despide con un chaito. ¿Sería verdad lo que me había contado?. Me fui a casa bastante acojonado, la verdad. No lo he dicho, pero hacía sólo dos meses que había muerto mi madre. Quizá esto fuera producto del dolor por la pérdida y no fuera real. O quizá la mortadela estaba caducada. ¿Estaba loco? ¿Ya? ¿Tan pronto?. Es muy duro pensar eso, pero joder, era casi preferible a ser padre de todos los putos animales sobre la faz de la Tierra. Tenía 16 años, no estaba preparado para aguantar sobre mis hombros tamaña responsabilidad. No tenía por qué creerme lo que me había dicho telepáticamente un pájaro. Al menos no debía creérmelo ciegamente, sin cuestionármelo. Llegué a casa, me quité los zapatos y a la habitación entró mi perro Farlopa (el nombre se lo puso mi hermano el malo). Me sonrío y se fue. No dijo nada pero me lo dijo todo. Me eché a dormir, esperando que al dormirme me despertara y todo no hubiera sido más que un sueño del que poder reírme con mis amigos imaginarios. Cuándo desperté, la realidad que me encontré fue aún más loca que la que había dejado por la noche.