Normalmente cobraba mi ridículo sueldo de teleoperador el último día de cada mes. El dinero me duraba aproximadamente hasta el día 5, por lo que tomé la sabia decisión de solicitar una tarjeta de crédito y de ese modo pagar unos intereses leoninos a cambio de pasar hambre sólo 10 días. Esto fue lo que ocurrió el día que fui al banco a pedirla:
YO: Sinior, mi tengo hambre, mi ninio tene hambre, no tengo diner, quero tarjeta di credito.
BANKMAN: ¿Tiene usted cuenta en este banco?
YO: Sí sinior.
BANKMAN: Dígame el número de su tarjeta de residencia por favor.
YO: Mi tengo DNI sinior, mi soy español
BANKMAN: ¿Y por qué habla usted como si fuera una gitana rumana?
YO: No sé, como en el metro he visto que la gente pide así…
BANKMAN: Ah claro… ¿Y el niño ese que lleva en brazos? Es de plástico, ¿no?
YO: ¿Se nota mucho? ¡Mierda!
BANKMAN: Le voy a solicitar la tarjeta, espere aquí unos minutos
Unos minutos después.
BANKMAN: Pues se la hemos concedido, aquí tiene el contrato, léalo y fírmelo
Unos minutos después.
YO: Disculpe, ¿Qué significa esto? ¿Qué clase de atropello es éste?
BANKMAN: ¿A qué se refiere?
YO: Aquí pone «tarjeta de crédito de síndrome de down». Usted cree que no sé lo que significa eso, ¿no? Claro, como cree que tengo síndrome de down, cree usted que no soy consciente de que tengo síndrome de down, ¿no?
BANKMAN: JAJAJA, perdone, discúlpeme un momento, JAJAJA
BANKMAN se levanta y va a hablar con sus compañeros. Todos se ríen y me miran. YO me mantengo serio y firme, con mi bebé en brazos. BANKMAN vuelve junto a YO.
BANKMAN: JAJAJA, perdóneme, es que no le había explicado JAJAJA, que esta tarjeta se llama así porque donamos una parte de los intereses a la fundación del síndrome de down, JAJAJA
YO: Muy bonito, así que esta es la clásica broma que le gastan a cualquier rumana que viene a pedir una tarjeta, porque en el fondo piensan ustedes que todos los rumanos tienen síndrome de down o que toda la gente que tiene síndrome de down es rumana. ¡Pues que sepa que le voy a denunciar, caballerete! ¡Por bromista, por racista y por downfobo o antisubnormales o como se diga!
Unos segundos de silencio.
YO: ¿Cuánto me dan de crédito?
BANKMAN: 600 euros
Firmo el contrato sin dudarlo un instante. Me levanto y le estrecho la mano. El sonríe hasta que descubre que mi pene está asomando por mi bragueta, entonces su sonrisa se convierte en una mueca mitad asco, mitad estupefacción. Mientras salgo del banco y coloco mis genitales de nuevo en modo social, tarareo mentalmente esta canción: síndrome de down dubi-du-down-down.