HOY 18:59. ÚLTIMA LLAMADA DEL DÍA

YO
Buenas tardes, le atiende Óscar Romero. ¿En qué puedo ayudarle?
SEÑORA
Mira chato, es que tengo una inflacción en el brazo.
YO
¿Una inflacción? Entiendo. ¿Ha sido a causa de un siniestro?
SEÑORA
¿Mande?
YO
¿Ha tenido un accidente con el coche?
SEÑORA
¿Yo? No ¿Por qué?
YO
Porque está llamando usted a Línea Directa.
SEÑORA
¿Y eso qué es?
YO
Pues una aseguradora de coches ¿Tiene usted asegurado su vehículo aquí?
SEÑORA
¡Y yo qué sé! Eso lo lleva mi marido
YO
Dígame el DNI de su marido si es tan amable.
SEÑORA
¡Anda! ¡Y a usted qué le importa!
YO
Es sólo para comprobar si es cliente nuestro.
SEÑORA
¡Pero si yo lo que quiero es que me curen el brazo!
YO
Pues quizá debería usted ir al médico en vez de llamar aquí.
SEÑORA
Pues a eso estoy llamando, al seguro.
YO
Ah, ya entiendo, usted habrá buscado su seguro médico en la agenda y estaba escrito este teléfono, es que hay que especificar, ponga al lado de donde pone seguro, seguro médico, seguro de vida, del coche… Está llamando usted al del coche.
SEÑORA
O sea, que no me lo quieren curar, ¿no?
YO
Señora, váyase usted a la seguridad social y déjeme vivir, muchas gracias por su llamada, buenas tardes.

 

HOY A LAS 10:01. PRIMERA LLAMADA DEL DÍA


YO
Buenas tardes, mi nombre es Óscar Romero, ¿En qué puedo ayudarle?
SEÑORA
Donde tú estás no sé, pero aquí en España son buenos días.
YO
Estoy en España, pero he cometido ese error imperdonable, disculpe. ¿En qué puedo ayudarle?
SEÑORA
Quiero incluir a mi hija en la póliza del coche.
YO
Perfecto, facilíteme el D.N.I. del tomador, por favor.
SEÑORA
28569045- S
YO
Disculpe, no he escuchado bien, ¿S de Sevilla?
SEÑORA
No, s de soso.
YO
Muchas gracias, facilíteme el D.N.I. de su hija, por favor.
SEÑORA
11.856.786. La letra es T de tonto.
YO
Disculpe, no he escuchado bien, era T de tu puta madre, ¿verdad?
SEÑORA
¿¡Queeeé!? ¿Cómo dices?
YO
Le transfiero con el departamento correspondiente, no se retire.

EL AGENTE M.S. VERSUS P.G.J.S

31 de Diciembre de 1983

Sólo tengo cinco años, pero en mi barrio soy el único que sabe que, tal y como anticipó Orwell, el año que nos espera supone un antes y un después en cuanto a la imposición de sutiles mecanismos de control por parte del poder. Tomarán diversas formas, todas ellas ocultas y prácticamente no nos dejarán a solas ni para mear. El burdo vulgo de mi barrio (todos menos yo) ignora totalmente este asunto, está demasiado ocupado devorando, tal y como anticipó Huxley, su dosis de soma (en mi barrio lo llamaban jaco) u otras formas de droga, como la programación navideña, como ese especial televisivo de Nochevieja de Conchita Velasco, «Viva 84».

Son las 20:30 horas. Noche cerrada. Frío seco. Decoración navideña por doquiera. A mis cinco años, en un barrio infestado de macarras y cumpliendo las ordenes de mis progenitores, me dirijo a la tienda de ultramarinos, donde debo realizar las compras de última hora de esa farsa conocida vulgarmente como «Cena de Nochevieja».

Para mí no será una misión cualquiera, será la oportunidad de reencontrarme de nuevo con «alguien» sobre el que tengo sospechas más que fundadas. Ese «alguien» es el agente MS, un espécimen que se oculta bajo la forma de un apuesto simio, que tiene el torso desnudo y sólo viste un calzón rosa.
Su cometido es entregar palomitas a cualquiera que le inserte 50 pesetas en la ranura y su mirada, aparentemente sin vida, anota todas nuestras acciones e informa de ellas a las autoridades. Bajo la forma de ese mero artefacto, tras esa falsa apariencia, laten los poderosos tentáculos de papá estado. Soy consciente de que mis vecinos me tildarían de conspiranoico si conocieran el significado de esa palabra, yo prefería definirme simplemente con las siglas P.G.J.S. (Pequeño Gafotas Jodidamente Sabio).
Eran ya las 20:40 y la tienda estaba cerrada, pero el mono seguía, sin cesar y en bucle, declamando estas bellas palabras:

UHHHH – ¿QUIÉN ES? – SOY YO, EL MONO – HABLA CONMIGO- A VER SI PUEDES ADIVINAR – SOY UN MONO SINVERGÜENZA – QUIERO SER COMO TÚ

Tras esta suerte de neolengua se escondía un mensaje cifrado esperando a ser interpretado. Entonces comprendí que yo era el elegido, que regresar a mi casa a comer cordero y langostinos debía pasar a un plano harto secundario. Mi misión no era otra que dar con las claves de este complejo asunto y ésta fue la secuencia temporal y el resultado de mis pesquisas:

20:31 UHHH – ¿QUIÉN ES? – SOY YO, EL MONO = Mera presentación, búsqueda desesperada de un interlocutor.

21:03 HABLA CONMIGO = Hasta el advenimiento de P.G.J.S., nadie lo había hecho.

22:11 A VER SI PUEDES ADIVINAR = Sí que puedo, eres un agente secreto del gobierno, un policía del pensamiento.

23:30 SOY UN MONO SINVERGÜENZA = El agente M.S. no es feliz con el cometido que desempeña, la conciencia le está jugando una mala pasada.

00:00 QUIERO SER COMO TÚ = ¡Al fin lo entendí! El agente M.S. harto ya de la corrupción del sistema, prefiere ser como yo, prefiere ser vigilado a ser vigilante.

Ante tal llamada de auxilio, no pude más que apiadarme de ese pobre simio hastiado de su terrible responsabilidad. Debía liberarlo cuanto antes y, tras desenchufarlo, intenté sacarlo de su prisión metálica. Con mis manos no fue suficiente y cogí palos. Con los palos no fue suficiente y cogí piedras. Con las piedras no fue suficiente e intenté arrancar una farola, pero entonces alguien me interceptó por detras, me alzó en brazos con suma facilidad y comenzó a golpearme el trasero con la mano abierta. No podía ver la cara de ese vil cobarde, pero, por sus rudas palabras (YA NOS HA JODIDO LAS UVAS EL PUTO NIÑO DE LOS COJONES) y por el fuerte olor a taberna que desprendía, deduje que se trataba de mi propio padre.
Me llevó a casa y fui coaccionado por toda la familia a revelar lo sucedido. Ante una noticia de tal magnitud, mi familia reaccionó a la altura de lo que esperaba de ellos y decidieron matricularme en un colegio de educación especial, pero ésa es otra historia. La historia que nos ocupa terminó al día siguiente, cuando comprobé que cualquier rastro del agente M.S. había desaparecido por completo. Seguramente ustedes no pensarán que fue retirado de su cometido por las autoridades para que no siguiera revelando secretos. Seguramente ustedes pensarán que todo fue pura casualidad. Mejor para ustedes, sigan disfrutando de la programación navideña.

EL CULMEN DE LA SUNNORMALIDAZ

Normalmente cobraba mi ridículo sueldo de teleoperador el último día de cada mes. El dinero me duraba aproximadamente hasta el día 5, por lo que tomé la sabia decisión de solicitar una tarjeta de crédito y de ese modo pagar unos intereses leoninos a cambio de pasar hambre sólo 10 días. Esto fue lo que ocurrió el día que fui al banco a pedirla:

YO: Sinior, mi tengo hambre, mi ninio tene hambre, no tengo diner, quero tarjeta di credito.

BANKMAN: ¿Tiene usted cuenta en este banco?

YO: Sí sinior.

BANKMAN: Dígame el número de su tarjeta de residencia por favor.

YO: Mi tengo DNI sinior, mi soy español

BANKMAN: ¿Y por qué habla usted como si fuera una gitana rumana?

YO: No sé, como en el metro he visto que la gente pide así…

BANKMAN: Ah claro… ¿Y el niño ese que lleva en brazos? Es de plástico, ¿no?

YO: ¿Se nota mucho? ¡Mierda!

BANKMAN: Le voy a solicitar la tarjeta, espere aquí unos minutos

Unos minutos después.

BANKMAN: Pues se la hemos concedido, aquí tiene el contrato, léalo y fírmelo

Unos minutos después.

YO: Disculpe, ¿Qué significa esto? ¿Qué clase de atropello es éste?

BANKMAN: ¿A qué se refiere?

YO: Aquí pone «tarjeta de crédito de síndrome de down». Usted cree que no sé lo que significa eso, ¿no? Claro, como cree que tengo síndrome de down, cree usted que no soy consciente de que tengo síndrome de down, ¿no?

BANKMAN: JAJAJA, perdone, discúlpeme un momento, JAJAJA

BANKMAN se levanta y va a hablar con sus compañeros. Todos se ríen y me miran. YO me mantengo serio y firme, con mi bebé en brazos. BANKMAN vuelve junto a YO.

BANKMAN: JAJAJA, perdóneme, es que no le había explicado JAJAJA, que esta tarjeta se llama así porque donamos una parte de los intereses a la fundación del síndrome de down, JAJAJA

YO: Muy bonito, así que esta es la clásica broma que le gastan a cualquier rumana que viene a pedir una tarjeta, porque en el fondo piensan ustedes que todos los rumanos tienen síndrome de down o que toda la gente que tiene síndrome de down es rumana. ¡Pues que sepa que le voy a denunciar, caballerete! ¡Por bromista, por racista y por downfobo o antisubnormales o como se diga!

Unos segundos de silencio.

YO: ¿Cuánto me dan de crédito?

BANKMAN: 600 euros

Firmo el contrato sin dudarlo un instante. Me levanto y le estrecho la mano. El sonríe hasta que descubre que mi pene está asomando por mi bragueta, entonces su sonrisa se convierte en una mueca mitad asco, mitad estupefacción. Mientras salgo del banco y coloco mis genitales de nuevo en modo social, tarareo mentalmente esta canción: síndrome de down dubi-du-down-down.

ONIRISMO ESPAÑOL

A veces sueño que soy torero. Bueno, más bien que me han vestido de torero y me han soltado en medio de la plaza y espero acojonado a que salga el toro. Este sueño es muy español y seguro que está muy extendido… En Japón soñarán con batallas de samurais y en Italia con la mafia, nosotros sin embargo, corridas de toros. Este es el onirismo que nos ha tocado en desgracia por haber nacido aquí, este es el onirismo que nos merecemos. Lo particular de mi último sueño taurino es el final, y es que, después de esquivar cobardemente varias embestidas, consigo leer el alma del toro y descubro sus verdaderas intenciones: No pretende hacerme daño, sólo quiere abrazarme y besarme slowly, pero sus cuernos se lo impiden. Al fin y al cabo busca cariño, lo que buscamos todos. Finalmente departimos amigablemente y la química entre ambos es indiscutible. El hecho de que incluso en un bar de lo más ruidoso nos entendamos con un sutil gesto, nos hace aprender una valiosa y preciosa lección: En este mundo tan lleno de hostilidad, sólo queda quererse.

LENGUA MATERNA


La lengua, qué duda cabe, es la piedra angular de cualquier civilización que se precie de serlo. Nos jactamos de tener una lengua como el castellano, estamos orgullosos de que sea difícil de aprender, nos reímos de los chinos por ello. Yo concretamente, era el primero en hacerlo, hasta que en uno de mis innumerables e intrépidos viajes a lo largo y ancho de la Plaza Elíptica, descubrí cuál es realmente mi lengua materna. ¿Cómo ocurrió? El Canelo, un amigo de mi papá, me ofreció un caramelo en el parque. Lo acepté gustoso y a los tres segundos de metérmelo en la boca, caí fulminado al césped. El canelo me hurtó las bambas, pero no me importó, porque ya nada tenía verdadera importancia. Cerré los ojos y vi un tucán. Abrí los ojos y vi un tucán en Usera, un tucán que llevaba una camisa blanca con chorreras. Estaba muy elegante, no os voy a engañar, era la clase hecha pájaro. Con su picazo imperial y sus maneras de heartbreaker, me tenía a su merced. Abrió el pico y aconteció la epifanía: No dijo pío pío, ni cantó. Me habló. Y no me habló en castellano. Me habló en xhosa. Un lenguaje que hablan 7,9 millones de sudafricanos, un tucán y, desde ese momento, un tipo de Usera al que habían drogado para robarle su calzado de 500 pesetas. Entendí perfectamente lo que me dijo y le respondí sin la más mínima dificultad. Desde entonces olvidé el castellano y no puedo hablar con la gente en este maldito país, sólo me siento cómodo hablando con el tucán, y no me importa que cada vez que lo hago me cueste perder otras zapatillas. ¡Como cualquier ser humano, necesito comunicarme! Cuando apareció Google traductor, todo mejoró, pero yo solo quiero una cosa: Un vuelo de ida a Sudáfrica en clase business para mí, para el tucán y para el Canelo. Se admiten donaciones.

NUNCA ME TENDRÁS

Sé muy bien lo que estás pensando, cochino.
Sé muy bien lo que te pasa con este tipo de fotos: Te masturbas como un chimpancé con parkinson y cuando terminas lloras porque ese mágico mundo de belleza y glamour no está a tu alcance.
Lo que vosotros, estúpida plebe, no sabéis sobre nosotras las supermodelos, es que justo en el momento en el que nos está inmortalizando el fotógrafo, nos estamos tirando un pequeño pedo. Para después, en secreto, reírnos aun más de vuestra miserable vida.

BESOS PARA TODOS!